Sexualidad

"Atrévete a vivir tu sexualidad en santidad"

Atrévete a Vivir tu
 
Objetivo 1: Es tratar la bendición de la sexualidad en el orden Dios, la identidad correcta y el riesgo de ésta como la homosexualidad y lesbianismo; el sexo en el orden de Dios y sus riesgos como el sexo prematrimonial, la pornografía. Objetivo 2: Reconocer mejor y Responder a la tentación sexual. Con la sabiduría del Señor podemos aprender a reconocer las señales de peligro.
Textos Importantes:
Por lo demás, hermanos, les pedimos encarecidamente en el nombre del Señor Jesús que sigan progresando en el modo de vivir que agrada a Dios, tal como lo aprendieron de nosotros. De hecho, ya lo están practicando.2 Ustedes saben cuáles son las instrucciones que les dimos de parte del Señor Jesús.
3 La voluntad de Dios es que sean *santificados; que se aparten de la inmoralidad sexual;4 que cada uno aprenda a controlar su propio cuerpo[
a] de una manera santa y honrosa,5 sin dejarse llevar por los malos deseos como hacen los *paganos, que no conocen a Dios;6 y que nadie perjudique a su hermano ni se aproveche de él en este asunto. El Señor castiga todo esto, como ya les hemos dicho y advertido.7 Dios no nos llamó a la impureza sino a la santidad;8 por tanto, el que rechaza estas instrucciones no rechaza a un hombre sino a Dios, quien les da a ustedes su Espíritu Santo. 1 Tesalonicenses 4:1- 8
Luego Dios el Señor dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»19 Entonces Dios el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo, y se los llevó al hombre para ver qué *nombre les pondría. El hombre les puso nombre a todos los seres vivos, y con ese nombre se les conoce.20 Así el hombre fue poniéndoles nombre a todos los animales domésticos, a todas las aves del cielo y a todos los animales del campo. Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre.
21 Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras éste dormía, le sacó una costilla y le cerró la herida.22 De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre,23 el cual exclamó:
      «Ésta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne.  Se llamará "mujer" [
d]
      porque del hombre fue sacada.»
24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser.[
e]
25 En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero ninguno de los dos sentía vergüenza. Génesis 2:18-25
El que es inteligente ve el peligro y lo evita;  el que es tonto sigue adelante  y sufre las consecuencias. Proverbios 22:3
Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno. Mateo 5:27-30
9 ¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales,10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.11 Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido *santificados, ya han sido *justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. 1 Corintios 6: 9-11
Por tanto, Dios los entregó a pasiones vergonzosas. En efecto, las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza.27 Así mismo los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer y se encendieron en pasiones lujuriosas los unos con los otros. Hombres con hombres cometieron actos indecentes, y en sí mismos recibieron el castigo que merecía su perversión. Romanos 1:26-27
 
La sexualidad: engloba una serie de condiciones culturales, sociales, anatómicas, fisiológicas, emocionales, afectivas y de conducta, relacionadas con el sexo que caracterizan de manera decisiva al ser humano en todas las fases de su desarrollo.  Incluye: La identidad de género, el rol sexual, la orientación sexual, la identidad sexual, el conocimiento sexual, las actitudes y valores en sexualidad.
Identidad de género: Estructura mental y emocional que permite reconocerse como ser varón o ser mujer.
Identidad Sexual: La identidad sexual y orientación sexual se entienden como tendencias sexuales en cuanto a aspectos de la relación psicológica con el propio cuerpo (sentirse hombre, mujer o ambos a la vez) y en cuanto a atracción sexual hacia un sexo, otro o ambos (heterosexualidad, homosexualidad o bisexualidad).
 
SOBRE EL HOMOSEXUALISMO
 En medio de los horrores del holocausto de la Segunda Guerra Mundial, una adolescente judía escribió meticulosamente sus aterradoras experiencias y pensamientos privados. En una porción de su diario, dirigido a una amiga imaginaria que siempre deseó, comparte uno de sus más tormentosos secretos.
Puesto que se sentía distante de su madre, quien mostraba indiferencia hacia ella, Ana Frank escribió acerca de su confusa atracción hacia las mujeres: «Recuerdo que una vez, mientras dormía con una amiga, sentí un fuerte deseo de besarla, y recuerdo que lo hice. No podía evitar el sentirme terriblemente curiosa respecto a su cuerpo, porque ella siempre me lo había escondido. . . . Entro en un éxtasis cada vez que veo la figura desnuda de una mujer. . . . Me parece tan maravillosa y exquisita que me cuesta mucho detener las lágrimas que me corren por las mejillas. ¡Ay, si tuviera una amiga!»1
La revelación de Ana Frank es un vivo ejemplo de lo que piensan muchos jóvenes que de vez en cuando experimentan este tipo de atracción. Se alarman y se emocionan en los efímeros momentos o en los sueños en que sus cuerpos se sienten atraídos sexualmente hacia personas del mismo sexo.
Algunos dicen que la presencia de estas atracciones califica a una persona de «homosexual». Pero eso no es verdad. Los sentimientos confusos sobre la sexualidad entre los adolescentes son comunes. Las atracciones existen, en parte, por razones que no tienen que ver con la persona, y no significan que la persona sea anormal. Sin embargo, ese sentir es una señal de sentimientos más profundos de dolor, ira y temor.
Al igual que la tentación heterosexual, la atracción hacia personas del mismo sexo atormenta las vidas de un número significativo de adolescentes y adultos, hombres y mujeres, solteros y casados, personas que asisten a la iglesia y personas que no asisten. Es una lucha que afecta todos los segmentos de la población, los estatus económicos y las posiciones sociales.
La vergüenza y el temor a la condena hacen que muchos, sobre todo los cristianos, oculten su lucha, lo cual hace difícil que busquen ayuda y comprensión. Algunos niegan sus sentimientos con la esperanza de que desaparezcan. Otros viven en una constante desesperación por pensar que no hay ninguna posibilidad de cambio. Si las atracciones se convierten en un pensamiento tenaz, la tentación de abrazar la conducta homosexual es grande.
A la lucha se le agrega una creciente aceptación cultural de la homosexualidad y una mala interpretación de lo que la Biblia dice sobre la conducta homosexual. Estas dos fuerzas han hecho que sea más fácil aceptar la homosexualidad como algo «normal».
Si usted o alguien cercano a usted está cansado de luchar con la atracción o las actividades homosexuales, las páginas siguientes bosquejan un proceso que ofrece esperanza y dirección para aquellos que están agotados por las garras esclavizantes de fantasías y/o conductas no deseadas.
Además hablaremos de la perspectiva bíblica de la homosexualidad y ofreceremos una explicación que puede eliminar cierta confusión innecesaria que existe alrededor de lo que es empezar a sentir una atracción hacia el mismo sexo. Para algunos este material será difícil de aceptar. Pero recuerden que Jesús prometió ofrecer ayuda y libertad a los que están dispuestos a aceptar la verdad (Jn. 8:32).


 
Sexting
A los 17 años, casi un adolescente estadounidense de cada tres ya ha recibido fotos sugestivas en su teléfono móvil, según un estudio publicado por el Pew Research Center a fines del 2009.
Sexting (contracción de sex y texting) es un anglicismo de nuevo cuño para referirse al envío de contenidos eróticos o pornográficos por medio de teléfonos móviles. Comenzó haciendo referencia al envío de SMS’s de naturaleza sexual, pero con la extensión de las capacidades multimedia de los dispositivos móviles, han aumentado los envíos de fotografías y vídeos, a los cuales se les sigue aplicando el mismo término, aunque texting se refiera originalmente en inglés al envío de mensajes de texto. Es una práctica común entre jóvenes, y cada vez más entre adolescentes.
Globalmente, el 15% de los adolescentes de 12 a 17 años que disponen de un teléfono móvil afirman haber recibido fotos de desnudos de una persona de su conocimiento. Esta proporción se eleva con la edad de las personas, alcanzando el 30% a los 17 años. Un 4% de la franja 12-17 años admitió también haberlas enviado.
Un 75% de los adolescentes (83% de los de 17 años) dispone actualmente de un teléfono móvil, contra un 64% en 2004.
No se constatan diferencias entre chicas y chicos en la práctica del ‘Sexting’, que consiste en enviar imágenes de carácter sexual de móvil a teléfono móvil, según el estudio del Pew Research Center, realizado interrogando a 800 jóvenes de junio a septiembre de 2009.
“La mayoría de la gente es demasiado tímida para tener relaciones sexuales. Hacer ‘sexting’ es más fácil”, consideró un estudiante interrogado para el estudio. “Mi religión no me prohíbe el ‘sexting’”, concuerda otro.
El estudio destaca, sin embargo, que la justicia estadounidense comienza a procesar a adolescentes que comparten imágenes de desnudos, acusándolos de “difusión de pornografía”, “perturbación del orden público” o “abuso sexual”.
 
¿Por qué no deberían ser las relaciones sexuales algo informal y “sólo para divertirse”?
Puesto que la intención del Creador fue que los seres humanos tuvieran la libertad de tomar sus propias decisiones, todo el mundo tiene que llegar a una conclusión en lo concerniente a los asuntos básicos de la vida. Uno de esos asuntos es que, fuera de ciertos límites, algunas de las cosas más profundamente placenteras y significativas pueden llegar a ser las más destructivas.
Las emociones conectadas con la sexualidad humana son tan poderosas y tienen tantas facetas, que apenas se pueden describir. Los componentes complementarios tanto espiritual es como fisiológicos del hombre y la mujer encuentran una realización e intimidad únicas en las relaciones sexuales. De forma significativa, esa profunda experiencia proporciona el contexto para la concepción de nueva vida humana.
Trágicamente, en todas las generaciones, algunas personas hacen de las sensaciones de las relaciones sexuales la meta de la experiencia. Descuidan los límites legítimos de la experiencia sexual y a la larga enfrentan las consecuencias de ese descuido.
La humanidad ha sido consciente desde hace mucho tiempo del tremendo potencial de destrucción que tiene la atracción sexual. En La odisea, el gran poeta griego Homero describe su poder como casi irresistible. Para evitar ser inducido a la muerte por el seductor cántico de las Sirenas, Ulises manda a sus hombres a arrojarlo al mástil de su barco, taparse los oídos e ignorar sus gritos.
El Antiguo Testamento también contiene solemnes advertencias respecto al peligro de la atracción sexual ilícita.
Porque la sabiduría entrará en tu corazón, y el conocimiento será grato a tu alma; la discreción velará sobre ti, el entendimiento te protegerá, para librarte de la senda del mal, del hombre que habla cosas perversas. Ella te librará de la mujer extraña, de la desconocida que lisonjea con sus palabras, la cual deja al compañero de su juventud, y olvida el pacto de su Dios; porque su casa se inclina hacia la muerte, y sus senderos hacia los muertos; todos los que a ella van, no vuelven, ni alcanzan las sendas de la vida (Proverbios 2:10-12, 16-19).
Jesús también describe con gran seriedad el poder destructivo de la inmoralidad sexual:
Habéis oído que se dijo: «No cometerás adulterio.» Pero yo os digo que todo el que mire a una mujer para codiciarla ya cometió adulterio con ella en su corazón. Y si tu ojo derecho te es ocasión de pecar, arráncalo y échalo de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecar, córtala y échala de ti; porque te es mejor que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo vaya al infierno (Mateo 5:27-30).
El apóstol Pablo escribió:
Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón; y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas (Efesios 4:17-19).
La Biblia dice que Dios es la fuente de todo el amor que conocemos en la vida (1 Juan 4:7). Declara que si no conocemos el amor, no conocemos a Dios (1 Juan 7:8). Puesto que estamos creados a imagen de Dios, y el amor es la forma primaria en la que Él se nos da a conocer, el anhelo de amor está profundamente arraigado en nuestra naturaleza. Por lo general encontramos primero el amor de Dios en el contexto de las relaciones con las personas. Pero mucha gente se ha centrado tanto en el placer inmediato, que ha creído la mentira de que las relaciones sexuales son «sólo una función física» a la que se ha puesto romanticismo y que las generaciones anteriores han tomado demasiado en serio.
A pesar de las presentaciones engañosas de los medios de comunicación, la mayoría de la gente reconoce intuitivamente la fealdad de las relaciones sexuales impersonales y promiscuas. A mayor o menor grado, la mayoría de la gente se da cuenta de que las relaciones sexuales involucran más intimidad, vulnerabilidad y significado que el estrecharse las manos, tener una conversación o coquetear. Es por eso que la mayoría de las personas que se involucran en relaciones sexuales extra matrimoniales tratan de racionalizarlo diciendo tener ciertos «sentimientos especiales» por su «pareja» del momento. Pero, ¿cuánto tiempo duren probablemente sus «sentimientos especiales» en una relación no comprometida? Más bien, ¿son reales sus sentimientos, o sólo ilusiones proyectadas por deseos más oscuros, tal vez por el deseo de controlar a otra persona?
¿Y el próximo «amante»? ¿Acaso una persona nueva va a producir «sentimientos especiales» de igual intensidad? ¿Y el tercero, el cuarto, el décimo? ¿Cuánto tiempo tiene que pasar antes de que la persona se asquee al darse cuenta de que los «sentimientos» efímeros que acompañan a las relaciones sexuales no comprometidas no tienen raíces? Una vez que una persona llega a comprender esto (y muchos no llegan y sencillamente continúan una búsqueda ciega de la satisfacción que nunca van a encontrar), habrá pocas opciones. Una es abandonarse desesperadamente a la sensualidad sin el pretexto de buscar amor; otra es ir de aventura en aventura, buscando desesperadamente el «amor perfecto» (a pesar de que uno sabe en el fondo que cada nueva aventura lo aleja más de su meta); y la última es reconocer la profunda relación que hay entre el compromiso personal, el amor genuino y el éxtasis sexual.
La intención de la sexualidad es que sea un banquete para la intimidad. Pero puesto que las relaciones sexuales pueden ocurrir sin que haya amor o verdadera intimidad, no debe esperarse nunca que proporcionen las bases para la intimidad (Proverbios 5:15-20). Si es esa base, al poco tiempo se convertirá en una mera adicción, una forma más de tratar de matar el anhelo interior que ha sido puesto por Dios con el propósito de guiarnos a Él.
Una persona que utilice a otras para obtener placer sexual se vuelve tosca e hipócrita. Ese cambio en el carácter es inevitable. La sexualidad mal usada separa el corazón de la intimidad física. Cuando se usa mal de esa forma, el centro de la relación sexual cambia de la expresión de cariño incondicional hacia el ser amado a otras cosas, tales como un mero estímulo físico, poder o incluso la expresión del odio a sí mismo. Esa sexualidad desviada a menudo se transforma en una conducta cada vez más extraña y abiertamente perversa.1
Las demás personas notarán los efectos a largo plazo de una perspectiva recreativa de las relaciones sexuales. Pero sólo la persona que es adicta a la sexualidad tiene una experiencia en carne propia de sus cambios espirituales y emocionales. Un adicto sexual percibe el placer sexual de una forma tan diferente, que causaría repugnancia y aterraría a un amante genuino. Desde afuera, la búsqueda del placer sexual por parte de un adicto sexual —ya sea un Don Juan o alguien menos glamoroso externamente— parece desesperado y consumidor. ¡Qué ironía que la desesperada búsqueda de un adicto del placer sexual demuestre la poca satisfacción y realización que está encontrando!
Dios diseñó las relaciones sexuales para que fueran placenteras, pero el tremendo poder del sexo no fluye primordialmente de las sensaciones físicas placenteras de las relaciones sexuales y el orgasmo. Fluye de algo más profundo: el anhelo de un amor y una intimidad genuinos.
Escrito por: Dan Vander Lugt
1.1. ¿Por qué otra razón ocurrirían si no el sadomasoquismo en todas sus formas, la promiscuidad a pesar del riesgo de contraer SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual, así como otras desviaciones similares de una conducta sexual sana? 
2.2. La leyenda alemana del Lorelei sobre el río Rín, inmortalizada por el hermoso poema de Heinrich Heine, es extraordinariamente similar a la descripción de las sirenas de La odisea
Die Lorelei
 
¿Cuál es el pecado de la homosexualidad?
on Marzo 15th, 2010
Las personas a ambos lados del asunto a menudo malinterpretan el pecado de la homosexualidad. Al tratar de argumentar que hay tipos de relaciones homosexuales aceptables, algunos tratan de definir el pecado de la homosexualidad limitándolo a formas específicas de comportamiento sexual entre miembros del mismo género, tales como la pederastia (relaciones sexuales entre hombres y niños varones). Sin embargo, la definición del comportamiento insano entre miembros del mismo sexo de esta manera no refleja el espíritu o el lenguaje de la Biblia.
Al otro lado del asunto están aquéllos que no reconocen la diferencia entre experimentar la atracción entre miembros del mismo sexo y elegir buscar la lujuria y/o comportamiento homosexual. Hablando en términos generales, aquéllos que sienten atracción hacia miembros de su mismo sexo experimentan deseos que no se han elegido inicialmente. Están condicionados. La atracción por lo general brota de influencias tempranas y se desarrollan fuera del conocimiento consciente de una persona (vea ¿Eligen las personas sentir atracción sexual por miembros de su mismo género?).
Sentir deseos sexuales por miembros del mismo género no es el pecado de la homosexualidad. Romanos 1:26-27 entra en mayores detalles al respecto:
“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío”
Frases tales como “se encendieron en su lascivia” y “cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” muestran que la homosexualidad que el apóstol Pablo tenía en mente era lujuria y comportamiento, no sólo el sentimiento de atracción sexual por miembros del mismo género. Muchos que han sentido una atracción sexual antinatural por miembros de su mismo sexo no han cruzado una línea moral hacia la lujuria y el comportamiento sexual más que aquéllos que sienten una atracción sexual natural hacia miembros del sexo opuesto. No es hasta que cultivan fantasías en cuanto a un comportamiento sexual con otra persona de su mismo género, o hasta que efectivamente se involucran en dicho comportamiento que cometen el pecado de la homosexualidad.
Así como con cualquier tipo de pensamiento o comportamiento inmoral, la homosexualidad es fundamentalmente un pecado del corazón. Las afirmaciones de Pablo en cuanto a las mujeres que “cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza” (v. 26) y en cuanto a los hombres que “deja[ron] el uso natural de la mujer” (v. 27) demuestran que el pecado de la homosexualidad proviene de un corazón que se rebela contra Dios abandonando Su diseño natural para las relaciones y buscando relaciones anormales con miembros del mismo sexo.
Escrito por: Jeff Olson
 
Cómo Resistir la Tentación. Por Charles R. Swindoll
Se conocía a Marco Antonio como el orador de pico de oro de Roma. Fue un brillante estadista, estupendo guerrero, dirigente valiente y fuerte. Tenía todas las cualidades necesarias para llegar a ser gobernante del mundo. Sin embargo, también tenía una falta fatal de debilidad moral; tanto que su tutor personal en una ocasión le gritó en la cara: “Oh Marco, oh niño colosal, capaz de conquistar el mundo pero incapaz de resistir la tentación.”
Todos enfrentamos tentaciones, el deseo de desobedecer a Dios para hacer cosas a nuestra manera. La tentación cuelga el tentador fruto del placer, prestigio y poder frente a nuestros ojos y nos susurra al oído que está allí para que lo tomemos. No pensamos en las consecuencias. Nunca pensamos en el alto precio del pecado, y la culpa y el daño que siempre resulta.
¿Cómo puede uno resistir la tentación cuando aparece? ¿Qué nociones nos ofrece la Biblia en cuanto a la tentación para armarnos para la batalla?
La Tentación Es Inevitable
La tentación es más peligrosa cuando nos sorprende con la guardia baja. Así que no permita que lo pesque desprevenido. Recuerde que nadie, ni siquiera el creyente más maduro, está libre de la tentación. El primer principio es este: la tentación es inevitable. Santiago empieza su consejo sobre la tentación con una afirmación de certeza: “Que nadie diga cuando es tentado: . . .” (Santiago 1:13a, énfasis añadido). Nótese que Santiago no dice “si,” sino “cuando.”
La Tentación Nunca Viene de Dios
La segunda noción tiene que ver con la fuente de la tentación. Sigamos con el pensamiento de Santiago en el versículo 13:
                Que nadie diga cuándo es tentado: Soy tentado por Dios; porque
                Dios no puede ser tentado por el mal y Él mismo no tienta a nadie. 
                                                                                                                             (Santiago 1:13)
Al principio de la Guerra Civil en los Estados Unidos los soldados a menudo estaban confusos como lados opuestos porque ambos ejércitos llevaban uniformes azules. Rápidamente, los Confederados hicieron sus uniformes más distintivos: los hicieron grises para que sus soldados pudiera reconocer a amigo o enemigo. 
Saber contra quien se pelea es un requisito previo para cualquier batalla; de otra manera uno puede accidentalmente disparar contra sus amigos. Su Padre celestial nunca lo tienta. Puede permitir las pruebas, pero nunca le pide que haga el mal. Recuerde cuando es tentado que el Señor no es el enemigo.
La Tentación Sigue un Patrón Consistente
Si el Señor no es el autor de la tentación, entonces ¿quién es? Para hallar la respuesta, según Santiago, no hay que mirar más allá de su propio corazón:
                Sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su
                propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el 
                pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte.
                                                                                                                             (Santiago 1:1415)
Dentro de su corazón residen deseos degenerados que, una vez estimulados, sigue un patrón consistente. Darse cuenta del ciclo de tentación, deseo, pecado y muerte puede ayudarle a detenerse antes de que sea demasiado tarde.
Le ponen la carnada enfrente de usted.  Satanás es un enemigo astuto. Lo conoce demasiado bien como para que usted baje la guardia. Sabe sus debilidades y secretos, y sus deseos (de pecado). Aunque Satanás no puede leer el pensamiento, sí conoce a las personas. Ha tenido mucha práctica. Cuando usted es tentado, puede dar por sentado que Satanás está aprovechando la mejor oportunidad para descarriarlo, ofreciéndole algo que usted anhela intensamente. 
El deseo de pecado entra en acción.  Tristemente Satanás no es su único enemigo. Desde la caída toda persona tiene una naturaleza caída, que se inclina al mal. Una parte de su corazón desea pecar. Usted entra en la zona de peligro cuando se queda en el pensamiento del pecado, saboreando el placer que podría recibir.
Usted cede al pecado. En una batalla el enemigo intentará engañar al ejército oponente. Si lo logra, el comandante enemigo llevará sus tropas a una trampa. Usted caerá en una trampa si escoge seguir lo que sabe que está mal.
La destrucción sigue. Así como el ejército que cae en la trampa del enemigo es diezmado, así también el pecado acarrea terribles consecuencias. Como la ley física de la gravedad, la ley espiritual del pecado y muerte siempre está en operación. El pecado produce destrucción en su vida y en la vida de otros. Las consecuencias pueden ser inmediatas, tal como el impacto en su matrimonio de un enredo amoroso; o pueden ser menos inmediatas, tal como perder su trabajo debido a la falta de honradez. Culpa, ansiedad, distancia en su relación con Dios, e incluso enfermedad a veces pueden ser resultados de su pecado (véase 1 Corintios 11:23-30). 
La Tentación Huye Frente a la Verdad
En la médula de toda tentación está una mentira. Usted tal vez recuerde la mentira insidiosa de Satanás a Eva cuando la tentó a desobedecer a Dios comiendo el fruto prohibido. Le dijo: “Ciertamente no moriréis” (Génesis 3:4). Trágicamente, ella le creyó y comió del fruto. 
Jesús, en contraste, usó la verdad para luchar contra tentaciones del diablo. Cuando Satanás le ofreció el mundo si simplemente se postraba, Jesús replicó con la verdad: “AL SEÑOR TU DIOS ADORARÁS, Y SOLO A ÉL SERVIRÁS” (Mateo 4:10). El arma más efectiva que tenemos en nuestro arsenal contra tentación es la Palabra de Dios. Cuando usted oiga a la tentación susurrándole mentiras al oído, esgrima la espada de la verdad, ¡y vea cómo la tentación retrocede!
Consejo para Soldados
Los soldados efectivos están bien preparados para la batalla. Emplee estos recordatorios para ayudarle a preparar una buena defensa contra tentación.
Conozca a su líder.   Sin una relación personal con Cristo usted tiene escasa posibilidad de resistir la tentación. Su Espíritu Santo le advierte del pecado y le da fuerza para resistir. Sin Cristo, usted es un soldado solitario, luchando sin ningún arma. 
Siga a su líder.  Las disciplinas necesarias del tiempo devocional, oración, estudio bíblico y meditación lo fortalecen y lo establecen en la fe. Los que son débiles en la fe caen fácilmente en la trampa de la seducción del pecado. Los soldados no marchan de la poltrona a la batalla; primero deben entrenarse. Sus músculos espirituales deben estar en forma para resistir los ataques del enemigo. Usted debe andar con el Señor íntimamente todos los días, y esto le armará para la batalla.
Confíe en sus compañeros soldados.  Rendirle cuentas a otra persona es una táctica maravillosa para capacitarle para resistir la tentación. Para muchos, esa persona es su cónyuge. ¿Tiene usted una persona a quien le rinde cuentas: un hombre o mujer maduros que le ayudan a mantenerse enfocado en la batalla y que le hace preguntas serias en cuanto a su vida, pensamientos, hábitos y prácticas? Si usted sabe que alguien le va a hacer preguntas serias, eso puede disuadirle de que participe en alguna práctica de pecado. Con otros soldados firmes a su lado en la batalla, usted verá que el poder de la tentación se desvanece.
Niéguese a caer en los trucos del enemigo. Cuando sea tentado, sea sabio. 
  • No se deje engañar por lo que parece ser un pecado “seguro.” Es verdad, a lo mejor nadie lo pesca. Sin embargo, nadie puede esconderlo de los ojos del Señor.
  • No se engañe por la persuasión de la carne. Su enemigo y sus propios deseos le restarán importancia al pecado diciendo que no hace daño. La verdad es que el pecado siempre está lleno de destrucción.
  • No trate con mano de seda a sus emociones. Niéguese a procurar satisfacerse pensando que usted “necesita” eso, o que no tiene nada de malo considerarlo. Rechace esas nociones acudiendo a la verdad de Dios. .
  • No se deje confundir por los resultados inmediatos. El pecado puede ser dulce a los labios, pero a la larga pudre los huesos. Inversamente, hacer lo correcto puede no ser agradable al principio. Puede exigir que usted rechace a un amante, que diga que no a una oportunidad, o que deje pasar un placer. Sin embargo, a la larga, el Señor siempre recompensa la obediencia. No deje que los resultados inmediatos le desvíen de su meta última de agradar a su Padre celestial.
  • Finalmente, no se quiere merodeando las situaciones de tentación. “Huye, pues, de las pasiones juveniles,” le aconseja Pablo al joven Timoteo (2 Timoteo 2:22a). El otro lado de la moneda de “huir” es seguir: “sigue la justicia, la fe, el amor y la paz” (v. 22b). 
Mediante un andar cerca a su Padre celestial, un darse cuenta de las tácticas del enemigo, responsabilidad en su vida, y dedicación a la verdad de Dios, usted puede vencer la tentación. 

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